LA VENUS DE STANHOPE

"Y... ¡ALLÍ ESTABA!, ¡allí estaba, allí, allí estaba, estaba, estaba, estaba, lo había encontrado, la había encontrado! Allí estaba, aquí estaba, yo a ochenta centímetros de ella, separado únicamente por una cuerdecita que me impedía acercarme más y por una cámara que no me dejaba besarla. Era la criatura más bella que jamás mi alma había sentido. Era Venus, diosa del amor, de la vida, y John R. Spencer Stanhope, su creador. Me arrodillé, ante la mirada atónita del vigilante que acababa de entrar en la sala, y recé a Stanhope, laudate, agradeciendo su regalo a aquel que también soñaba Italia, a aquel que también suspiraba Florencia.
Cinco ángeles recreaban la imagen cuando Venus descendía de su concha, abstraída, la mirada perdida, sus pensamientos a cientos de millas de allí y su largo cabello, como serpientes enamoradas, enroscándose suave en su desnudez. Su vientre era mi sueño y su pecho, mi anhelo. Pero ella no me miraba... y yo aún permanecía arrodillado. El segundo ángel sí me miraba y sonreía maliciosamente, como entendiendo mis deseos, y yo le miré y le pedí que me ayudase. Venus seguía vagando, absorta, sin tiempo ni espacio. Conchas de colores y ángeles de alas fucsias. Rocas desnudas, abruptos acantilados y agua limpia, su espejo. Venus con ombligo, ¡qué misterio! Rosado pezón del pecho que no oculta. Collar de perlas enredado en su pelo. Cabeza inclinada y labios perfilados. Mito y magia, oración y llanto.
El vigilante tocó mi hombro, despertándome de mi fascinación, y me dijo:
- Está usted llamando la atención y molestando al resto de visitantes. Si no cambia de actitud, no tendré más remedio que pedirle que abandone el museo.
Yo balbuceé, intenté pedir excusas, quizás pedir explicaciones, pero mis palabras ya no estaban conmigo, habían preferido irse con mi Venus. El vigilante me cogió del brazo, ayudándome a levantarme, despacio, dulce pero penosamente.
Miro de nuevo a mi bella y....... ¡la pared se halla desnuda!, ¡sin el cuadro!, ¡ha sido robado!
- ¿Y el cuadro? ¿Y el cuadro? ¿Dónde está mi Venus? ¿Dónde? – exclamé, fuera de mí.
- ¿De qué cuadro me está usted hablando? – contestó el pobre del uniforme azul.
- ¿De cuál va a ser? De Venus... de… Ve… nus de SpencerStanhope, de… de…de mi cuadroo.
- Por favor, cálmese. ¿Se refiere usted a la Venus de Stanhope?
- Sí, sí, a ella.
- Pero mire, ese cuadro estuvo colgado aquí durante mucho tiempo hasta que...
- ¿Qué le ha pasado a Venus? ¿Dónde está? – le interrumpí."

El prerrafaelismo, en sí, me apasiona: Dante Gabriel Rosetti, Edward Burne-Jones... pero esta Venus de Stanhope, desde que la vi en la Hugh Line Gallery de Dublín, hace ahora casi 8 años, es una de mis imágenes favoritas sin duda. En su honor escribí un relato, titulado "Music in Glasgow" (párrafo anterior), recogido en mi libro "De libros, cafés, viajes y sueños" editado por el sello Ediciones Moreno Mejías.


Enlace JOHN RODDAM SPENCER STANHOPE:

http://www.artmagick.com/pictures/artist.aspx?artist=john-roddam-spencer-stanhope